Desde el diseño siempre se supo que las constantes y variables en las selección de los elementos gráficos, sirven para la construcción de identidad corporativa. Las constantes siempre abrevan en aquello que es fijo, inamovible, en aquello que hace que una empresa sea lo que es. Es su propósito, su misión y sus valores. Es la declaración: «ESTO somos nosotros». Que un sistema gráfico sea más o menos abierto depende del grado de libertad de la variables, o dicho de otro modo que tan flexibles son las constantes. Hasta aquí lo que tiene que ver con el aspecto gráfico.
Ahora, si ampliamos el foco y vamos más allá de las artes visuales, estas constantes respondían bien en escenarios de cierta estabilidad económica y social en el contexto donde la empresa se desarrollaba y esto mismo se transfería en forma de cultura corporativa a los empleados de la misma.
A partir de cambios vertiginosos en lo social y económico, impulsados además por los cambios tecnológicos tan acelerados (tratemos de recordar cómo eran las cosas antes de las redes sociales por ejemplo, hace apenas 15 años) se hizo presente un concepto que nos atraviesa a todos, y que fue definida por Zygmunt Bauman como la «sociedad líquida». La anterior cultura de lo inamovible se vio sacudida por la necesidad progresiva de ir cambiando modelos operativos (tecnológicos) para poder ser más rentables, por la necesidad de cambios en los modelos de oportunidades basados principalmente en redes y por cambios en las reglas de juego en lo económico, hacia nuevos modelos de negocios que quizás chocan con aquellas filosofías fundacionales de las empresas.
Crisis de identidad.
La adaptación a nuevos escenarios políticos, sociales y económicos supone permanentes cambios en las reglas de juego a los que toda empresa grande o pequeña debe adaptarse. Ya no hay constantes, todo es líquido, variable, y es precisamente lo variable aquello que pasa a ser la nueva constante.
En la gran mayoría de los procesos de consultoría estratégica que llevamos adelante, nos encontramos con este tipo de situaciones a las que se enfrentan nuestros clientes, volviéndose imperioso diseñar sistemas de identidad que sean lo suficientemente flexibles para adaptarse a los cambios de rumbo que toman dichas organizaciones. Es aquí donde reside la verdadera innovación, esa palabra tan mal usada pensando que solo responde a la innovación tecnológica.
La innovación en la identidad.
Hasta aquí una descripción de cómo lo externo influye sobre las empresas, su cultura desde esferas superiores y el cambio de modelo de negocios.
Pero ¿qué pasa cuando pensamos en los «nuevos empleados» a quienes ahora se denomina «colaboradores»? Las generaciones de millenials y centennials llegaron para moverle la estantería a la organización empresaria tradicional. Según estudios realizados por distintas consultoras, el propósito que tienen estos jóvenes de hasta 26 años al entrar a trabajar a una compañía es la de provocar un impacto positivo, dejar huella, pero sin descuidar su vida personal lo que supone el reclamo de mayor protagonismo y mayor compromiso con su trabajo y con su propia vida.
Hoy, el cambio en la cultura corporativa es bilateral.
No solo se la gestiona desde las esferas más altas, también se gestiona desde abajo, desde aquellos actores que ya no son considerados como subordinados si no como pares. Empleados vs colaboradores. Cambio de modelo de gestión desde un modelo vertical hacia uno horizontal. El modelo horizontal surge utópico pero sirve como estrella guía para tender a eso. Digamos que ya no son ni verticales ni horizontales: son diagonales. Y también se podría decir que estas «diagonalidades», producto del pasaje de un modelo al otro y de la sociedad líquida, son el contexto laboral donde se produce un campo fértil para que se perciba a lo variable y difuso como algo constante.
La nueva identidad gráfica hoy se convirtió en una herramienta flexible que sirve para adaptar la comunicación de marca según los cambios que vayan surgiendo desde la compañía. Un punto de vista amplio, holístico y objetivo son fundamentales para poder desarrollarlos.